Cómo la Mater se ganó un Terruño

Caminando por el Jardín del Padre…
…me puse a pensar en que este mismo día 27 de mayo de 1999 -ya pasaron 22 años- el pequeño montoncito de hermanos que conformábamos la Familia de Schoenstatt altoparanaense, al tomar conocimiento de la cesión, procesionamos y colocamos la imagen de la MTA en la parrilla para asado que hasta hoy y con algunas mejoras existe, a modo de un improvisado retablo desde donde Ella tomó posesión de la tierra para su Santuario.

Nunca olvidaré las palabras ni la emoción de Carmen Zavala de Romañach cuando dijo: “¡Imagínense, éste es nuestro terruño!”.

Y así, voluntad divina, quedó consagrado el cariñoso nombre con el que todos identificamos el lugar.

¿Apenas historia? Nada de eso; estos detalles y todo el proceso, constituyen fuertes voces del tiempo que nos hablan sobre nuestra pequeñez como instrumentos y la victoriosidad con que encaramos nuestra misión.

Ese es un tema kentenijiano central que los invito a reestudiar y que en estos tiempos difíciles, nos viene muy bien.

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