Sínodo 2021 – 2023: Caminando juntos

En octubre 2021 inició el proceso sinodal, un camino en el que toda la Iglesia está comprometida.


“No se trata de recoger opiniones, no. Esta no es una encuesta; se trata de escuchar al Espíritu Santo, como encontramos en el libro del Apocalipsis: «El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias» (2,7). Tener oídos, escuchar, es el primer compromiso.
Se trata de escuchar la voz de Dios, de captar su presencia, de interceptar su paso y su soplo de vida.”

Discurso del Santo Padre Francisco a los fieles de la diócesis de Roma el 18 de septiembre de 2021.

¿Cómo participar?

Aquí podés acceder a la guía para los tres encuentros.

Las síntesis de los encuentros también se pueden enviar al correo electrónico:
nvalenzuela@integraservicios.com.py

La fecha límite para la entrega es el 30 de abril de 2022.

¿Qué es un Sínodo?

Un Sínodo es una reunión de fieles para escuchar lo que el Espíritu Santo dice a la Iglesia y le pide que sea y haga. Esta reunión puede involucrar a los fieles de diferentes maneras: los párrocos con los laicos, los obispos con los otros
ministerios ordenados, el Papa con los obispos, etc.
El Papa Francisco lo llama «un dinamismo de escucha mutua, llevado a cabo en todos los niveles de la Iglesia, implicando a todo el pueblo de Dios» (Papa Francisco, 18 de septiembre de 2021). Implica el encuentro, la escucha y
el discernimiento de los espíritus.

La práctica de reunirse para escuchar al Espíritu es tan antigua como la misma Iglesia, como lo demuestra el «Concilio» de Jerusalén descrito en los Hechos de los Apóstoles 15. Los mecanismos de tipo sinodal (escucha, diálogo, discernimiento, deliberación) se han utilizado siempre en los monasterios y casas religiosas a la hora de tomar decisiones. Los cónclaves, cuando los cardenales se reúnen para elegir al nuevo Papa, son un evento sinodal.
La palabra sínodo viene del griego synodos, que tiene el significado general de «caminar juntos«. Ofrece una imagen de la Iglesia como pueblo peregrino, que crece y se desarrolla en un viaje de fe.

¿Qué es este sínodo y en qué se diferencia?

En el pasado, un Sínodo consistía en una reunión (llamada «Asamblea General») de Obispos en Roma. Este Sínodo consiste en todo el proceso sinodal, empezando por la consulta mundial a todos los fieles, incluyendo una Asamblea General de Obispos en Roma, y terminando con la recepción por parte del Pueblo de Dios en las Iglesias locales de los frutos de todo el proceso de discernimiento.
Aunque los sínodos anteriores también comenzaron con amplias consultas en forma de cuestionarios, esta es la primera vez que se pide directamente a todos que se comprometan en un ejercicio de escucha a nivel de las
parroquias y las diócesis.

¿Quién puede participar en este Sínodo?

El Papa Francisco ha subrayado en varias ocasiones la necesidad de que el Sínodo involucre a todos, y que llegue lo más lejos posible.
«Todos son protagonistas, nadie puede ser considerado un mero figurante… El Sínodo es para todos, y está destinado a incluir a todos… Dejad que entren todos… el Espíritu Santo nos necesita. Escuchadlo escuchándoos a vosotros mismos. No dejéis a nadie fuera o detrás». (Papa Francisco, 18 de septiembre de 2021).
Subraya «la implicación real de todos y cada uno» y » de un actuar caracterizado por una participación auténtica…. ¡La participación de todos es un compromiso eclesial irrenunciable! Todos los bautizados, este es el carné de identidad: el Bautismo.» (Papa Francisco, 09 de octubre de 2021).

Todos los bautizados están explícitamente invitados a participar, especialmente en sus comunidades locales, y nadie queda excluido. El Documento Preparatorio y el Vademécum también han subrayado la importancia de llegar a los pobres, a los que tienen menos voz. Esto también se aplica a las parroquias, que deben garantizar que se escuche a las personas que normalmente no asisten a las reuniones.

¿Qué es la sinodalidad?

La sinodalidad es un estilo, una cultura, una forma de pensar y de ser, que refleja la verdad de que la Iglesia está dirigida por el Espíritu Santo, que permite a todos ofrecer su propia contribución a la vida de la Iglesia. Este proceso sinodal busca «fortalecer la cooperación» en todas las áreas de la misión de la Iglesia, para mejorar la comunión, la participación y la misión.
Si bien «la sinodalidad expresa la naturaleza de la Iglesia, su forma, su estilo, su misión» (Papa Francisco, 18 de septiembre de 2021), la Iglesia de nuestros días carece del hábito y la práctica de la sinodalidad. Esto es lo que el Papa Francisco nos invita a examinar y discernir para el futuro.

La sinodalidad también se refleja en un estilo de gobierno sinodal, en el que las personas participan en la toma de decisiones, comparten la responsabilidad de la misión de la Iglesia, y cooperan y colaboran más en la vida cotidiana de la Iglesia. Algunos lo llaman «corresponsabilidad».
La Iglesia no es una monarquía ni una democracia. El Papa Francisco ha dejado claro que el sínodo no es un parlamento, ni una convención, ni una encuesta de opinión. Aunque tiene muchos elementos familiares a los procesos políticos y similares -escuchar, hablar, votar-, lo que diferencia a un Sínodo es que es un proceso espiritual que tiene lugar dentro de la Iglesia. «El Sínodo es un momento eclesial, y el protagonista del Sínodo es el Espíritu Santo. Si no está el Espíritu, no habrá Sínodo.» (Papa Francisco, 09 de octubre de 2021).

¿Qué significa pasar a ser una Iglesia sinodal?

«Iglesia sinodal significa Iglesia sacramento de esta promesa —es decir que el Espíritu estará con nosotros». (Papa Francisco, 18 de septiembre de 2021).
Convertirse en una Iglesia más sinodal es un cambio que permite a la Iglesia ser más verdaderamente lo que es. Para el Papa Francisco, está claro que este cambio implica una conversión de mentalidad y de cultura, pero que también dará lugar a un cambio estructural. Habla de «encaminarnos no ocasionalmente sino estructuralmente hacia una Iglesia sinodal; un lugar abierto, donde todos se sientan en casa y puedan participar. » (Papa Francisco, 09 de octubre de 2021).
El Papa describe este paso a una Iglesia sinodal como una oportunidad para convertirse en una «Iglesia de la escucha» y una Iglesia de » de la cercanía con actitudes de compasión y ternura» que refleja mejor el «estilo de Dios». (Papa Francisco, 09 de octubre de 2021).

Misión: La Iglesia existe para evangelizar. Nunca podemos concentrarnos en nosotros mismos. Nuestra misión es
testimoniar el amor de Dios en medio de toda la familia humana. Este Proceso Sinodal tiene una profunda
dimensión misionera.
 Su objetivo es permitir a la Iglesia que pueda testimoniar mejor el Evangelio, especialmente con
aquellos que viven en las periferias espirituales, sociales, económicas, políticas, geográficas y existenciales de nuestro
mundo. De este modo, la sinodalidad es un camino a través del cual la Iglesia puede cumplir con más fruto su misión de evangelización en el mundo, como levadura al servicio de la llegada del Reino de Dios

Comunión: En su benévola voluntad, Dios reúne nuestros pueblos distintos, pero con una misma fe, mediante la alianza que ofrece a su pueblo. La comunión que compartimos encuentra sus raíces más profundas en el amor y en la unidad de la Trinidad. Es Cristo quien nos reconcilia con el Padre y nos une entre nosotros en el Espíritu Santo. Juntos, nos inspiramos en la escucha de la Palabra de Dios, a través de la Tradición viva de la Iglesia, y nos basamos en el sensus fidei que compartimos. Todos tenemos un rol que desempeñar en el discernimiento y la vivencia de la llamada de Dios a su pueblo.

Participación: Una llamada a la participación de todos los que pertenecen al Pueblo de Dios -laicos, consagrados y ordenados- para que se comprometan en el ejercicio de la escucha profunda y respetuosa de los demás. Esta actitud crea un espacio para escuchar juntos al Espíritu Santo y guía nuestras aspiraciones en beneficio de la Iglesia del Tercer Milenio. La participación se basa en que todos los fieles están cualificados y llamados a servirse recíprocamente a través de los dones que cada uno ha recibido del Espíritu Santo. En una Iglesia sinodal, toda la comunidad, en la libre y rica diversidad de sus miembros, está llamada a rezar, escuchar, analizar, dialogar, discernir y aconsejar para tomar decisiones pastorales que correspondan lo más posible a la voluntad de Dios (ICT, Syn., 67-68). Hay que hacer esfuerzos genuinos para asegurar la inclusión de los que están en los márgenes o se sienten excluidos.

La pregunta fundamental

La pregunta fundamental que guía esta consulta al Pueblo de Dios, come se ha recordado en la introducción, es la siguiente:
En una Iglesia sinodal, que anuncia el Evangelio, todos “caminan juntos”:
¿cómo se realiza hoy este “caminar juntos” en la propia Iglesia particular?
¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer en nuestro “caminar juntos”?

Para responder se invita a:
a) preguntarse sobre las experiencias en la propia Iglesia particular que hacen referencia a la pregunta fundamental;
b) releer más profundamente estas experiencias: ¿qué alegrías han provocado? ¿qué dificultades y obstáculos se han encontrado? ¿qué heridas han provocado? ¿qué intuiciones han suscitado?
c) recoger los frutos para compartir: ¿dónde resuena la voz del Espíritu en estas experiencias? ¿qué nos está pidiendo esa voz? ¿cuáles son los puntos que han de ser confirmados, las perspectivas de cambio y los pasos que hay que cumplir? ¿dónde podemos establecer un consenso? ¿qué caminos se abren para nuestra Iglesia particular?

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 “HACIA UNA IGLESIA SINODAL EN SALIDA A LAS PERIFERIAS”
Reflexiones y propuestas pastorales a partir de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe

 
 

Con este texto “Hacia una Iglesia sinodal en salida a las periferias. Reflexiones y propuestas pastorales a partir de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe”, deseamos ofrecer un aporte significativo a la reflexión y al caminar de las comunidades en nuestro continente, con la certeza de que «todos somos discípulos misioneros en salida».

Su contenido es expresión del querer plural de una Iglesia en salida, porque recopila los aportes de las diversas vocaciones y ministerios del Pueblo de Dios que participaron como fieles “discípulos misioneros” en el discernimiento de los desafíos y orientaciones pastorales; por ello es también expresión profética.

Ponemos el fruto de este trabajo en el corazón tierno de la Virgen de Guadalupe, que acompaña este caminar de la Iglesia en el continente.

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