Una pequeña porción inicial de la Confederación Apostólica Universal

Por Luis Martínez

Anoche, por primera y extraordinaria vez, participamos en la Misa de Alianza en la iglesia del Seminario Metropolitano en Asunción.

De primera la cosa pareciera no tener carácter excepcional pero si nos detenemos a observar la foto veremos en ella a peregrinos de la MTA, matrimonios de la Liga y miembros de la Federación unidos y alegres (les aseguro que no es sólo un instante para la foto).

Me hace recordar al valsecito de la española Dolores Pradera: “Vamos amarraditos los dos; espumas y terciopelo…”

Porque ese mensaje nos transmite la imagen: la unión indisoluble que entre los diversos estamentos de nuestro Schoenstatt debe existir como un solo cuerpo con la mismísima misión y destino; como una pequeña porción inicial de la Confederación Apostólica Universal, nuestra tercera finalidad y gran deuda que aún no saldamos.

Amarrados muchos más que dos y con la burbujeante espuma de nuestro fervor apostólico.

Con el trato suave como el terciopelo en nuestra relación fraterna.

Peregrinos, Colaboradores, Liga, Instituto, Federación… sea cual fuere mi lugar particular, mi misión hacia el interior de Schoenstatt es aunarme en confianza, colaborar en el cumplimiento de sus tareas y saber que los demás estamentos están siempre en pie para apoyar al mío.